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Marie Louise Sorbac nace en Argentina, Buenos Aires, el 15 de marzo de 1959, de padre francés y de madre argentina. Cursa sus estudios en el Liceo francoargentino “Jean Mermoz” y crece entre tres hermanos y una hermana, en una familia de tres generaciones
de coleccionistas y decoradores. Después del bachillerato, se instala en Francia con el propósito de matricularse en la Escuela de Bellas Artes de París. Al no coincidir las fechas de inscripción, no tarda en ingresar en la vida laboral.
A
lo largo de su carrera profesional, ocupa puestos de responsabilidad en el ámbito de la competición automovilística y del desarrollo de marcas de lujo tanto en Francia como en el extranjero: marroquinería, perfume y muebles de diseño. Colabora
con creadores, directores artísticos, emprendedores, por lo que viaja, observa, imprime. Cada experiencia le aporta un elemento nuevo y constructivo: formas, colores, estilos, fragancias. Esas vivencias la llevan hacia la expresión de su creatividad
mediante la escultura.
El alma y la materia
Hace unos diez años, pone las manos en el barro por primera vez. Al mudarse a Boulogne-Billancourt, donde sigue viviendo y trabajando, se inscribe en los talleres de artes plásticas de la ciudad.
Da forma a su necesidad de crear
con el encuentro de diversas materias: el alambre, el metal, la madera, el yeso… Moldea tanto personajes y escenas casi lineales, dibujados en el espacio, con hierro armado que tuerce ella misma, como un bestiario en alambres, comprimido
a mano, lo que confiere volumen, densidad y redondez a sus animales.
“Lo que me gusta es crear personajes hechos con un trazo, una línea, puros y esenciales, como si dibujara esculpiendo.”
También trabaja con materiales que le ofrece la naturaleza: sarmientos de la vid, madera y también metal – que recicla, suelda y mezcla con la madera. “Me da gusto desviar los materiales de los constructores, arquitectos y chatarreros
para resucitarlos dándoles una nueva forma y un nuevo movimiento, una nueva vida”.
Desde la profundidad de sus orígenes, da vida a una serie de toros como Pablo, sencillo y escueto, puro y presente, editado en bronce. La obra de Marie Louise Sorbac es concreta, estructurada, presente y habitada.
Lleva unos
diez años exponiendo en diversas galerías parisinas, en la Embajada de Argentina, en el espacio Landowski en Boulogne, en la UNESCO, en el Palacio de Constantino en San Petersburgo, en Bruselas.